Domingo, 15 Mayo 2011 10:29

Colaboracion : HOMOFOBIA

 

La homofobia es una enfermedad psico-social que se define por tener odio a los homosexuales. La homofobia pertenece al mismo grupo que otras enfermedades parecidas, como el racismo, la xenofobia o el machismo. Este grupo de enfermedades se conoce con el nombre genérico de fascismo, y se fundamenta en el odio al otro, entendido éste como una entidad ajena y peligrosa, con valores particulares y extraños, amenazadores para la sociedad, y -lo que es peor- contagiosos.

La homofobia, como las demás variantes del fascismo, prepara siempre las condiciones del exterminio. Pasiva o activamente crea y consolida un marco de referencias agresivo contra los gais y las lesbianas, identificándoles como personas peligrosas, viciosas, ridículas, anormales, y enfermas, marcándoles con un estigma específico que es el cimiento para las acciones de violencia política (desigualdad legal), social (exclusión y escarnio públicos) o física (ataques y asesinatos).

Mientras que a lo largo del siglo XX los movimientos por la igualdad han conseguido importantes avances en los derechos de otros colectivos estigmatizados o excluidos, como las minorías raciales o las mujeres, la homofobia sigue perviviendo en la sociedad impunemente, sin que haya una conciencia colectiva de su peligro. Muestra de esta situación es que, por ejemplo, todavía en muchos países las relaciones homosexuales están penalizadas, se escuchan chistes de mariquitas en los medios de comunicación, lesbianas y gais son agredidos por bandas de neonazis, se hacen redadas policiales en los locales de ambiente gais, y sus derechos no están equiparados a los de las personas heterosexuales. Todo el mundo recuerda que los nazis exterminaron a varios millones de judíos; nadie recuerda que también exterminaron a cientos de miles de homosexuales, y que tras la derrota nazi muchos de ellos siguieron en prisión porque en Alemania (antes y después de la 2ª Guerra Mundial) la homosexualidad era delito. A nadie se le ocurre hoy hacer un chiste antisemita en la radio o en la televisión; en cambio, todas las semanas escuchamos chistes homófobos en estos medios. ¿Por qué?

Porque aún no hay instrumentos suficientes para que la homofobia sea nombrada, pensada, combatida con rotundidad. 1997 fue el Año Europeo contra el racismo y la xenofobia, hubo cientos de actos para concienciar a la sociedad contra estas variantes del fascismo; no se celebró ningún acto contra la homofobia. La Real Academia se ha negado a incluir el término "homofobia" en el diccionario [hasta la 22ª ed., de 2001], tras solicitarlo varias veces distintos colectivos gais y antirracistas.

La homofobia tiene una larga tradición en la historia de la humanidad, no tiene un origen único, ni una cabeza visible, ni un objetivo, ni una razón histórica, está enraizada en diferentes culturas, épocas, clases sociales, instituciones. ¿Cómo combatirla? He aquí algunos frentes:

- Desde la infancia: los niños aprenden de lo que ven y oyen. En un hogar donde los padres (o uno de ellos) son homófobos, donde se escuchan comentarios o insultos contra los homosexuales, se está fomentando la futura homofobia de los niños. Esto tiene dos graves consecuencias para ellos: si el niño/niña tiene deseos homosexuales, se verá traumatizado por ese ambiente hostil y será incapaz de poder asumir con naturalidad su deseo; además -independientemente de su opción sexual- estaremos criando a un futuro homófobo, y reproduciendo por tanto un sistema fascista. Los padres deben tomar consciencia de esta situación.

- Desde la escuela: la escuela es un lugar fundamental de socialización y adquisición de valores; es imprescindible introducir en las escuelas programas educativos tolerantes con las diferemtes opciones sexuales y críticos contra la homofobia, y que los docentes se comprometan en esa misma crítica.

- Desde el lenguaje: el lenguaje cotidiano está lleno de expresiones homófobas, que traducen y legitiman ese estado de odio y agresión: maricón, dar por el culo, bollera, tortillera, ir a tomar por el culo, bujarrón, sarasa, moña... la riqueza del castellano en este ámbito es casi ilimitada, fiel reflejo de nuestra igualmente rica tradición homófoba. Hay que denunciar ese lenguaje, desenmascarando su violencia interna, e incluir el término "homofobia" en el diccionario.

- Desde las instituciones: el Estado, el Ejército y la Iglesia son tres instituciones tradicionalmente homófobas. El Estado aprueba el matrimonio entre parejas de distinto sexo, concediendo unos derechos legítimos a estos ciudadanos, y margina por razones de orientación sexual a otras personas, lo cual es inconstitucional. El Ejército persigue activamente a las personas homosexuales cuando están bajo su jurisdicción, e inculca valores homófobos y machistas. La Iglesia Católica, fiel a su histórica tradición de promotora de exterminios, sigue atacando las relaciones homosexuales con declaraciones agresivas, y promoviendo el odio hacia las personas homosexuales. Lo mismo ocurre con la mayoría de las demás religiones del mundo. Por tanto, hay que exigir a estas instituciones que abandonen sus posiciones homófobas y que colaboren a erradicar la persecución contra gais y lesbianas.

- Desde los movimientos sociales y políticos: los grupos de crítica social, tradicionalmente identificados con el nombre genérico de izquierda (socialismo, comunismo, anarquismo, etc), siempre han dejado de lado el problema de la homofobia, cuando no han participado activamente en ella (Castro, Stalin). Las ONGs antirracistas tampoco han tomado conciencia hasta hace poco de la necesidad de incluir el trabajo contra la homofobia como uno de sus objetivos. Los grupos políticos conservadores siempre han estado a favor de la homofobia (Reagan, Tatcher), financiando a grupos parafascistas homófobos, o rechazando iniciativas legales de igualdad (Felipe González, Aznar).

- Desde el mundo académico-científico: el discurso médico tomó el relevo en el siglo XIX a la religión en la tarea de estigmatizar y reprimir ciertas opciones sexuales: de ahí nace a finales del XIX la categoría de homosexualidad como enfermedad, una de las raíces de la homofobia del siglo XX. Los discursos médicos, psiquiátricos, sociológicos, y de la ciencia en general deben abandonar sus estrategias de segregación y dejar de señalar la homosexualidad como algo específico, desviado, anormal o enfermizo.

- Desde los medios de comunicación: la radio, la prensa, la televisión, transmiten continuamente imágenes y contenidos homófobos. Por ejemplo, cuando hay un asesinato, si el asesino es gai, se incluye este dato como relevante en el titular, si es heterosexual se omite. Esa manera de dar una noticia es abiertamente homófoba, y manipuladora. La radio y la televisión emiten chistes que hacen escarnio y burla de lesbianas y gais, e introducen imágenes pintorescas para ridiculizar a los homosexuales. Los profesionales de estos medios deben comprometerse para abandonar ese tipo de prácticas homofóbicas.

- Desde los propios homosexuales: gais y lesbianas tenemos la responsabilidad de luchar contra la homofobia, organizándonos, manifestándonos, saliendo del armario, perdiendo el miedo, reivindicando nuestros derechos, denunciando las agresiones, haciéndonos visibles para atacar a los homófobos, para que el resto de la sociedad sepa que existimos y entienda que la lucha contra el fascismo es una lucha de todos.

"Se llevaron a los gays, pero como yo no lo era, no me importó. Ahora se me llevan a mí, pero ya es tarde" Este es el verso que Brecht olvidó incluir en su poema.

un saludos desde ensenada baja califronia mexico .

toma el frangmento que nesesites a tus ordenes.

ilitch  =)

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4 comentarios

  • Josue-PR
    27 Mayo 2011
    publicado por Josue-PR

    Mucho sentido lo del chico aqui escrito estoy deacuerdo un 95% pero el otro 5% si existe algo que responde es un marciano no lo que dice la biblia por que eso es un libro de historia de una rama que le llaman teologia.

  • Peter
    25 Mayo 2011
    publicado por Peter

    Wow, ahora soy gay y homofobo!
    Salir del armario o no.
    Soy honesto con mi familia y amigos pero decir soy gay en mi tarjeta de presentación no es una opción para mí, menos en mi mundo donde los únicos gay que conocen son promiscuos, locas belicosas o travestis prostitutas.
    Estoy totalmente a favor de defender tus derechos como persona, a ser respetado como igual y a vivir sin miedo, pero son los excesos los que me tienen contrariado.
    NO me parece que sólo porque te guste usar tacones tienes \"derecho\" a llevarlos, estamos aún lejos de alcanzar ese derecho. Somos menoria y actualmente las normas sociales y la moral en nuestra sociedad dictan que las muestras de afecto entre personas del mismo sexo son actos inmorales, por lo tanto los homosexuales somos inmorales.
    Es tambien una norma social respetar la intimidad de las personas y eso se aplica a cualquier sexo u orientación.
    Personalmente me incomoda cuando una pareja heterosexual expresa su afecto de una manera apasionada en lugares públicos, siendo esto algo \"normal\", no puedo imaginarme como se sienten los heterosexuales si presenciaran lo mismo con nosotros, cuando somos calificados de inmorales.
    Resalto que cuando me referí a la moral y las normas sociales mencioné tambien \"actualmente\" pues tanto la moral como la verdad en nuestro mundo, es regida por la mayoría y esta cambia constantemente (las interpretaciones de la biblia por ejemplo). Ahora, la moral no es el enemigo, pues esta nos protege de actos como adulterio, exhibicionismo sexual, pederastia, etc. Así que tratemos de ser más morales porque cuando hablas con la verdad no es necesario gritar para ser escuchado.
    Está en nuestro poder convertirnos en aceptables y no en renegados, apoyando a líderes que nos representen y apoyen, iconos artísticos, políticos, activistas que resalten por sus logros y que muestren a todos que somos mas que solo nuestro sexo.
    Asi como en el mundo hetero hay quienes aplauden el machismo, en el mundo gay hay quienes vitorean la pluma, sin embargo en ambos casos eso no lo hace correcto o sí?

    PD: Da la impresión de que soy algún tipo de conservador religioso, sin embargo no profeso ninguna religión ni creo en un Dios, solo pienso que se atrapan más moscas con miel que con vinagre.

  • Jesús
    17 Mayo 2011
    publicado por Jesús

    Yo creo que gran parte de no querer salir del closet es esa homofobia que tenemos sembrada en nosotros por nuestros padres y nuestro ambiente desde que somos muy pequeños, si nosotros mismos vieramos la homosexualidad como lo normal y natural que es, pues no tendríamos ninguna objeción en ser y mostrarnos como Dios nos ha creado: homosexuales (eso no quiere decir que te pongas tacones, si no te gusta, pero tener el derecho si eso va contigo). Los derechos que no tenemos y por lo que nos quejamos, nadie nos los va a dar si nosotros no los exigimos. Nadie está obligado a hacer nada, pero si quieres algo, si quieres respeto, una vida digna igual que todos los demás, una vida con oportunidades, pues tienes que hacer algo al respecto, no creen?

  • Danko
    16 Mayo 2011
    publicado por Danko

    no lo creo, eso depende de cada uno!!