Hola Fer:

Hace unos días llegué del viaje más importante de mi vida.

Algo te había comentado anteriormente, ahora te cuento la historia completa y como va surgiendo un desenlace maravilloso.

Hace quince años yo acababa de cumplir veinte, y una amiga querida y entrañable me invitó a su país de origen para que lo conociera y viviera con su familia un mes.

Previamente debíamos pasar por una ciudad donde se nos uniría su primo tres años mayor que yo y gay.

Cuando llegamos, el primito resultó ser un hombre muy inteligente, agradable pero físicamente no correspondía al modelo de macho por el cual me desvivía.

Yo los prefería latinos, buen físico, peludos y apasionados.

El primo era moreno, flaco fibroso, lampiño y cara de nada.

Pasamos tres alegres días en la multitudinaria ciudad europea donde vivía esta anónima persona y nos divertimos bastante. Yo y mi amiga recorrimos cines teatros y boliches hasta la madrugada, mientras el dormía, estudiaba y trabajaba.

Promediando el cuarto día nos encaminamos hacia el país donde había sido invitado. Diez horas de avión me obligaron a prestarle atención a este personaje que había ignorado, mientras mi amiga dormía y aunque yo hubiera seguido su ejemplo, la buena educación me lo impedía.

Recuerdo muy intensamente unos ojos negros con chispas marrones, profundos e intensos.

¿De qué hablamos? Ni lo recuerdo. No podía dejar de mirar esa laguna negra y extraña en la que me sumergía más y más preguntándome porque las chispas marrones se volvían doradas.

Ocasionalmente atisbaba una boca con dientes perfectos que me hablaba.

Casi dos horas antes de llegar a destino caí dormido. Cuando la azafata nos sacudió desperté con mi cabeza reclinada en su hombro y la suya recostada en mi frente placidamente. Un suave perfume dulzón emborrachaba mi nariz.

Llegué a un país que sabia extraño, pero nunca imagine a que extremo.

Debíamos cambiar de avión para llegar al destino final.

Subimos a una vieja matraca asmática y ruidosa que se movía sin parar. El terror me invadió. Mi amiga intento tranquilizarme en vano, y aunque yo no era suicida tenía ganas de saltar al vacío. Los ojos negros me miraron, los dientes perfectos me sonrieron y una mano de una fuerza dominante se apoyo en mi hombro. Yo que temblaba dejé de hacerlo.

Llegamos a un lugar pobre pero indescriptible, con playas de mil colores absolutamente inexploradas.

Cuando bajé del avión me enteré que el primo debía cumplir con ocupaciones importantes.

Me dieron una habitación en una casa enorme pero modesta. Y ahí quedé.

Todos eran amables y me sonreían, mis necesidades por mínimas que fueran eran satisfechas pero yo no entendía nada porque luego del descubrimiento del avión los ojos negros eran esquivos.

Estaba furioso yo lo quería a él pero una enorme familia se interponía. Mi amiga me pedía paciencia y sonería enigmáticamente.

Tanto era mi enojo que comencé a prepararme para volver.

Una noche en la que mi malhumor era imparable sentí un rasguño en mi puerta. La abrí con violencia dispuesto a protestar. Allí estaba él .Sus manos enlazaron las mías y su boca me entrampó en un beso tan dulce y violento como el perfume de su piel.
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No puedo decirte lo que pasó, ni como, solo se me ocurre el poema de García Lorca:


Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potro de nácar
sin bridas y sin estribos.


Desde aquella primera noche ya no nos separamos, de día en la playa con toda la familia, de noche en la habitación donde una gran sabiduría marcaba mi cuerpo, en un juego amoroso milenario.

Pasamos veinte días memorables. Cuando volvió a ser la persona desocupada de sus agobiantes tareas, se hizo una fiesta y para mi sorpresa se acercaron miembros de su familia y me agradecieron por haberlo hecho feliz. Yo no cabía en mi asombro.

En esos días e íntimamente él me llamaba Joe y yo High, que durante bastante tiempo se constituyó en una broma privada.

Cuando teníamos que regresar subimos al avión matraca y volví a temblar y esta vez sin decir palabra me tomó en sus brazos, en tanto que yo exageraba mi miedo para que me abrazara más fuerte.

Luego cambiamos de avión para el retorno de diez horas intensas. Ninguno de los dos durmió entre besos caricias y mil promesas de reencuentro.

Cuando retorné a Buenos Aires todo me sabia a él, si besaba a alguien eran sus labios los que sentía y su olor dulce y penetrante era imposible de ser evocado. Era lo que marcaba su ausencia.

En aquel momento mantener una conexión vía Internet desde Argentina era difícil y desde su país casi imposible. Su prima era la única conexión.

Esta mujer maravillosa sufrió un mortal accidente y High vino en representación de la familia a sus honras.

Nuevamente vivimos, esta vez en mi casa un apasionado encuentro, que duró quince días donde se planteó por primera vez la posibilidad de vivir juntos. La situación era clara alguien tenia que ceder o él se trasladaba a Argentina o yo a su país. Ninguno se animó a semejante paso. Yo a los ventidos años tenía un futuro profesional por delante y él también.

Llegamos a un acuerdo como mi trabajo incluía la posibilidad de viajar nos encontraríamos durante la mayor cantidad de días posibles en algún lugar del mundo.

Así lo hicimos y en los intervalos cada un manejaría su vida como quisiera.

Yo tuve encuentros ocasionales, aventuras a veces intensas e intentos de armar una pareja con otros hombres y ninguno prosperó. El también .Como casi no nos ocultábamos nada se dio una situación bastante cómica. Cuando High se interesaba por otro hombre en demasía yo respondía con críticas demoledoras y sus relaciones se interrumpían. Cuando era yo quien parecía comprometerse, su silencio era aplastante y era mi turno de concluir con mis relaciones.

Pasaron así catorce años nos encontramos en siete oportunidades, al final de un viaje. Yo en chiste siempre afirmaba que High era “la frutilla del postre” que ambos engullíamos con desesperación. En mi caso era una forma de ocultar el hecho de que luego de nuestros encuentros pasaba un largo tiempo antes de que tuviera ganas de que otro hombre me tocara. Nuevamente recurro a la poesía para expresarte como quedaba:


Al promediar la tarde de aquel día,
cuando iba mi habitual adiós a darte,
fue una vaga congoja de dejarte
lo que me hizo saber que te quería.

Fue silencio y temblor nuestra sorpresa;
mas ya la plenitud de la promesa
nos infundía un júbilo tan blando,

que nuestros labios suspiraron quedos…
Y tú alma estremecíase en tus dedos
como si se estuviera deshojando.

Alma Venturosa-Leopoldo Lugones.

La última vez fue en Barcelona en Agosto del 2007. La despedida luego de seis días fue a pura lágrima.

Comenzamos así una rutina, charlábamos todas las semanas por teléfono y nos contábamos nuestra cotidianeidad vía mail. Cuando yo hablaba de él mis amigos sonreían con suspicacia mientras yo argumentaba con bastante imbecilidad que “solo era una gran amistad”.

A fines del 2008 enfermé gravemente, tanto que se llegó a temer por mi vida. Yo pensé que me moría y me aislé del mundo. Estaba en aquel momento intentando concretar una relación con un tipo maravilloso a quien dejé de ver. Sentía pánico a la lastima ajena.

High se desesperó llamando todos los días y me negué a hablar con él .Finalmente tuve que hacerlo pues había decidido venir a verme, estúpidamente frené su viaje y acepté estar en contacto con él.

Fines del 2008 principio del 2009 empecé a escribirte y el resto es la historia entre tu, yo y tu blog.

Querido amigo tu sabes lo agradecido que estoy por la correspondencia que mantuvimos en ese momento y lo útil que me fue.

En aquellos días trataba de no pensar en High, solo quería pensar en vivir, sin darme cuenta que era lo mismo .La vida y High eran la misma cosa. Yo hacia como el poema de Carriego que te transcribo en clave masculina:

¡De todo te olvidas! Anoche dejaste
aquí, sobre el piano que ya jamás tocas,
un poco de tu alma de muchacho enfermo:
un libro, vedado, de tiernas memorias.

Íntimas memorias. Yo lo abrí, al descuido,
y supe, sonriendo, tu pena más honda,
el dulce secreto que no diré a nadie:
a nadie interesa saber que me nombras.

Pronto se me hizo evidente que no podía seguir en el papel de distraído. No podía olvidar que en mi cabeza estaba High todos los días. Tampoco podía desentenderme que soñaba con el todas la noches.

A principios de este año mi trabajo me llevaba a Colombia. Cuando High se enteró planteó la necesidad de vernos. Cuando lo escuche no solo dije que si sino, que plantee lo impostergable de vivir juntos.

A fines de agosto viajé a Bogota, donde trabajé y finalmente luego de tres años nos encontramos en Costa Rica. Alquilamos una pequeña cabaña frente al Pacifico en Costa Coral. Una enorme cama, baño con ducha y kitchentte. No necesitamos más. Estuvimos juntos casi un mes en un lugar que nuestro amor transformó en maravilloso. Cerca de un pueblo costero donde íbamos a bailar de noche hasta cansarnos, regresábamos y hacíamos el amor hasta el agotamiento, nos quedábamos dormidos en los brazos de cada uno y por las mañanas nos olíamos el mal aliento de una noche de farra mientras preparábamos el desayuno. Yo me ponía mi slip, él sus bermudas y nos zambullíamos en el mar. Cuando el sol apretaba salíamos nos encaminábamos al supermercado y comprábamos comida para cocinar, escuchábamos música leíamos y esperábamos las estruendosas puestas de sol. Nos bañábamos juntos y nos elegíamos la ropa para ir a bailar él tenia dos pantalones y cuatro camisas, yo tres pantalones y cinco camisas (soy mas coqueto) y día a día repetíamos lo mismo.

Peleamos y mucho, por el tiempo perdido y por las omisiones de quince años, pretendimos cobrar facturas impagables Yo lo acusaba de ser un formal inaguantable y el me replicaba que yo era un trasgresor profesional. Rodábamos en la arena como si estuviéramos luchando pero en realidad para sentir nuestros cuerpos desnudos, nuestras pijas palpitantes y nuestros culos ansiosos. Terminábamos besándonos o mordiéndonos, este chupón por esto y esta mordida por esto otro.

El idioma supuestamente era un problema, High solo sabe pocas palabras en español, yo alcanzo a balbucear algún sonido en su idioma. Siempre pensé que la lengua del amor era el castellano o el francés, a lo sumo el italiano pero jamás imagine que podía ser el ingles. Hoy puedo decir que la dulzura que tiene un “fuck me” (cogéme) o “I love your dick” (amo tu pija) es incomparable y terriblemente excitante.

He regresado con la piel dorada por el sol y cubierta de las marcas del amor de High.

Él debía atender sus obligaciones y recién viene a Buenos Aires a mediados de diciembre.

La gran noticia es que nos casamos el 20 de diciembre y nos vamos a vivir a su país. El viernes pasado me dieron la fecha y seremos una de las cinco parejas homosexuales que se casan diariamente en Argentina.

No deja de ser irónico que luego de dos años en que bien o mal luché por la igualdad de los putos ahora me caso y me voy a vivir a un país que no reconocerá nuestro matrimonio y que todavía debo silenciar cual es, en razón de las actividades de mi futuro marido.

Mi querido Fer, tu conoces parte de esta historia y te debía los últimos detalles, también se la debo a todos los amigos que me han soportado en tu blog. Quizás en los próximos meses no participe tanto ya que estoy preparando mi casamiento y mi traslado pero en cuanto la situación se haga cotidiana, estaré al pie de “Ser Gay en el Perú”.

He leído los posts en donde se habla del amor, yo solo tengo mi historia para ofrecer y ninguna definición que dar. Como siempre pienso que los cantantes y los poetas son los que mejor la expresan, como es este poema de Lope de Vega que alguna vez te envíe para ti y tu amorzote:


Desmayarse, atreverse, estar furioso,

áspero, tierno, liberal, esquivo,

alentado, mortal, difunto, vivo,

leal, traidor, cobarde y animoso:


no hallar fuera del bien centro y reposo,

mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,

enojado, valiente, fugitivo,

satisfecho, ofendido, receloso:


huir el rostro al claro desengaño,

beber veneno por licor suave,

olvidar el provecho, amar el daño:


creer que el cielo en un infierno cabe;

dar la vida y el alma a un desengaño,

¡esto es amor! quien lo probó lo sabe.


Un gran abrazo.


José